domingo, 20 de mayo de 2012

Intolerancia y progreso social


El tráfico de armas, el tráfico de personas, el tráfico de órganos, el tráfico de drogas.
La esclavitud laboral, la esclavitud sexual, el trabajo infantil, el trabajo forzado.
Los conflictos armados, las torturas, las violaciones, las mutilaciones, los desplazamientos de personas, los campos de refugiados.
La malnutrición, las enfermedades prevenibles, la mortalidad materno-infantil.
La violencia de género, la discriminación, el apartheid, el abuso sexual, el maltrato infantil.
El paro, el abandono escolar, la falta de escolarización.
La crisis sistémica, el desmantelamiento del estado del bienestar.
La pobreza, la falta de oportunidades.

Nada de esto es una plaga fatal que la Providencia o el Destino nos envía.
Tan sólo codicia, fanatismo, corrupción, prejuicios, miedos, costumbres de una sociedad patriarcal e intolerante. Todas ellas, cualidades humanas que son fuente de las mayores desgracias de la humanidad.

Y si son cualidades humanas las que están detrás de tan graves injusticias sociales y ambientales, ¿no cabría esperar que las cualidades opuestas cambiasen el paso de este mundo?

Si la tolerancia es fuente de progreso, también puede ser fuente de injusticia, pues todos y todas, en nuestro entorno, presenciamos y sufrimos, con cierta tolerancia, la corrupción, la codicia, los prejuicios y muchos otras cualidades poco virtuosas propias de nosotros mismos y de aquellos que comparten nuestra existencia. Testigos mudos de las micro-plagas humanas que asolan globalmente nuestro mundo.

Así pues, ¿no deberíamos aplicar a nuestro entorno una intolerancia racional y crítica? Intolerancia hacia la codicia, los prejuicios, los miedos, las costumbres, el patriarcado y el fanatismo. Una intolerancia combativa, militante, pacífica, comprometida, solidaria.

La indignación nació en la Primavera Árabe, reclamando justicia, democracia y libertad. La intolerancia racional y pacífica supondrá un cambio en nuestra escala de valores, aplicada a cada paso en nuestra vida cotidiana, en pro de una sociedad mas justa e igualitaria.

Cristianos ortodoxos celebran la Pascua en un servicio nocturno en St Georges Church Bahir Dar, Etiopía © Guy Oliver / IRIN

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