miércoles, 7 de marzo de 2012

Una sociedad pseudopática

Una madre afgana y su hija pidiendo limosna en una calle de Kabul
© Mohammad Popal / IRIN

Si el cuerpo humano no fuese capaz de reconocer la enfermedad. Si el cerebro no identificase ninguna amenaza y no enviase señales de dolor o malestar físico; o sencillamente si omitiese los síntomas de una enfermedad, ¿cuál sería el resultado? Probablemente, la enfermedad se extendería por el organismo hasta conducirle a la muerte.

El cerebro humano se basa en los estímulos que percibe, en el aprendizaje, la experiencia y la cultura para tomar decisiones encaminadas a preservar la vida. Sin embargo, esa ruptura entre lo percibido y la realidad, lo que se conoce como pseudopatía, puede llevar justo a lo contrario, a la desaparición de la vida.

La sociedad actual se mueve en el terreno de la pseudopatía.

Una sociedad que ante amenazas sistémicas reales no percibe ninguna señal que le invite a actuar, o bien, omite dichas señales en la medida que su status quo no se ve especialmente afectado. Y en sentido contrario, una sociedad que se lamenta y se moviliza por problemas o acontecimientos fútiles

Una sociedad pseudopática sólo puede contribuir a aumentar la injusticia social y ambiental.

En la medida que conectamos nuestra percepción, libre de manipulaciones, con la realidad global que nos rodea, estaremos conectando con aquellos que sufren, haciendo nuestro su sufrimiento.

De la pseudopatía a la empatía: el camino que la sociedad debe recorrer acuciada por la crisis económica actual, pero sobre todo, por la crisis de valores que subyace en la sociedad moderna.



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