martes, 21 de febrero de 2012

Tres edades


Esperar la muerte abrazados, protegiéndose los unos a los otros, consolando a los más pequeños, que lloran aterrorizados por el estruendo de las bombas.
Quizá esa explosión, que se escuchó tan cerca, podría haberles matado, pero no hay espacio ni tiempo para la alegría o el lamento, sólo el miedo y la desesperanza.

Una madre que llora y se abraza a sus seres queridos, buscando consuelo a su dolor desgarrado, al ver que su hijo agoniza en la camilla de un improvisado hospital, sin apenas medios para curarle.

Unos padres que abrazan el cuerpo inerte de su hija violada, torturada y asesinada, que salió de casa con la esperanza de la libertad para quedar cautiva en los brazos de la muerte.

Unos hijos y una madre que se abrazan llorando la muerte del padre y marido por una bala perdida de un conflicto sin rumbo.

Sólo violencia, destrucción, odio, venganza y muerte: las señas inequívocas de una revolución convertida en guerra civil en la que las mujeres y los niñ@s se llevan la peor parte.

Y con el paso del tiempo, ¿qué habrá quedado después de tanto sufrimiento? De nuevo el abrazo. El abrazo de un pueblo que se reconcilia, que olvida el rencor y busca paz y justicia. 

Una historia de abrazos. Una historia de vida y de muerte que se repite generación tras generación, en un ciclo natural que los conflictos armados alteran, aumentando el sufrimiento y el dolor de aquellos que los viven.

Paz y justicia, aspiración ineluctable de los pueblos. Que nadie pervierta ese deseo; ni jueces ni gobiernos.


Las tres edades (1905) - Klimt (1862-1918) - Copyright 2010 Soprintendenza alla Galleria nazionale d'arte moderna e contemporanea.


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