domingo, 7 de agosto de 2011

El sistema gana, ellos mueren

(EN)

Los medios de comunicación repiten como un mantra que la ONU ha declarado la hambruna en diferentes regiones de Somalia. Hablan de la sequía y el incremento de los precios de los alimentos básicos como desencadenantes, y del conflicto armado como un elemento que dificulta el acceso a la ayuda humanitaria. Pero esta monótona cantinela nos adormece hasta perder el sentido de la realidad.

Según la Nota informativa de la FAO sobre la oferta y la demanda de cereales publicado en julio de 2011, esta agencia de la ONU indica que si bien las perspectivas de producción de cereales han mejorado, lo que ha propiciado una presión a la baja de los precios, en Junio el índice de precios de los cereales de la FAO es un 39% mayor que hace un año.
La predicción más reciente de la FAO sobre la producción mundial de cereales en 2011 asciende a casi 2 313 millones de toneladas, un 3,3 % más que en 2010.
Se prevé que la utilización mundial de cereales en 2011/12 se incrementará un 1,4 % respecto a 2010/11.
Se prevé que el comercio mundial de cereales se mantendrá cercano al nivel de la última campaña.
Si aumenta la producción de cereal, y la demanda se mantiene casi idéntica respecto al 2010, ¿por qué los precios son un 39% mas caros que hace un año? Habría que preguntar a los hedge funds que especulan con el precio de los cereales en los mercados de futuros, operaciones financieras que inflan como una burbuja los precios de los alimentos básicos para el beneficio de los grandes inversores institucionales.

Este incremento de precios en los mercados internacionales de materias primas tienen un efecto devastador en los países más pobres que deben importar la mayor parte de sus alimentos. Sin embargo, empresas como Compact AS (Noruega) y Nutriset SAS (Francia), continúan importando productos como los cacahuetes, leche, aceites y azúcar para fabricar los alimentos terapéuticos (RUTF) que se reparten en las zonas de hambruna sin que la escalada de precios de los alimentos básicos parezca afectar a sus negocios.

Según UNICEF, en su Informe Anual de Suministros del año 2010, el volumen de contratación de suministros nutricionales fue de $117 millones. Destacan, entre otros productos, las 20.700 Tm de alimentos terapéuticos (RUTF) comprados durante ese mismo año. La demanda de este tipo de alimentos ha pasado de 3 Tm en 2000 a las 20.700 Tm en 2010, un incremento de aproximadamente el 700.000%.
En 2010, UNICEF contrató suministros a Nutriset SAS por valor de $45.8 millones y a Compact AS por valor de $4.4 millones.

Según publica Nutriset SAS en su sitio web, cuenta con una plantilla de 120 trabajadores, con una cifra de negocio de 52 millones de euros en 2009 y un presupuesto total de compra de 25 millones de euros (la leche, los cacahuetes, aceite, azúcar, cajas de cartón, etc.). Su capacidad de producción de alimentos terapéuticos (RUTF) es de 31.000 Tm (38.120 Tm con la red de productores en diferentes países emergentes). Y a pesar del incremento de la demanda y el alza de precios de las materias primas, los principales proveedores de alimentos terapéuticos (RUTF) han reducido los precios un 11%.

La propiedad de la tierra y de los recursos naturales está en manos de grandes multinacionales, así que las comunidades locales ya no tienen activos con lo que comerciar, y además sus economías de subsistencia se vuelven más vulnerables a fenómenos climáticos adversos cada vez más frecuentes. La ocupación de las tierras productivas requiere generalmente el desplazamiento de las comunidades que tradicionalmente han vivido y explotado sus recursos. Las diferentes milicias que luchan por el control del territorio son las que provocan el movimiento de personas, las cuales abandonan sus aldeas en busca de seguridad. Según el Informe de Seguimiento de la EPT (Enseñanza Para Todos) en el Mundo, el gasto militar anual de los países ricos es de 1,5 billones de USD y es 9 veces superior a los gastos dedicados a la ayuda internacional. Precisamente la industria armamentística de dichos países es la que arma a esas milicias.

Los habitantes de los países más pobres del Mundo se han convertido en los rehenes de un sistema que los excluye, que les roba sus riquezas, sus esperanzas y sus oportunidades. El sistema gana, ellos mueren. Cada $ donado salva vidas. Cada $ de los países donantes genera riqueza a sus conglomerados empresariales. Cada $ prestado a los países pobres genera beneficios a la gran banca. Un sistema perverso que es a la vez la causa y la solución del problema, y que está diseñado para beneficiar económicamente a los poderosos, la gran banca y la gran industria.

Resulta paradójico pensar que la tierra cultivable de los países que mueren de hambre está en manos de grandes multinacionales que exportan su producción agrícola a industrias en Europa, las cuales procesan esas materias primas y las convierten en alimentos terapéuticos que luego venden a las Agencias de la ONU y ONGs que luchan contra la hambruna sobre el terreno.

En el mercado todo tiene un precio. Y los que nada poseen, pagan con la vida de sus hij@s.

Goya y Lucientes, Francisco de
1746 -1828

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